Voy a la farmacia a hacerme un
análisis de rutina para controlar mi colesterol. Miro con aprensión la maldita
máquina que determinará si puedo seguir con mi alegre consumo de alimentos
ricos, ricos o debo apretarme el dogal de la dieta (cosa que me horroriza desde
que descubrí la tostada de queso
philadelphia light con mermelada de arándanos).
El veredicto es bueno: 206. Es
mas de lo que pide mi médico (menos de 200) pero tampoco me preocupa, porque no
tengo otros factores de riesgo cardiovascular (no fumo, no estoy obeso, no soy hipertenso y hago ejercicio). Me voy tranquilo porque
sólo necesito ajustar un poco la dieta… y no olvidarme de esa pastilla de
hierbas que me va genial. Fitoterapia que llaman a esto y que me evita tomar la
típica simbastatina con esos posibles efectos secundarios tan horribles (mejor
ni mirar el prospecto de ese medicamento pues da un “yuyu” que te mueres).
Pero el hecho de que una pastilla
de hierbas funcione no significa que todo remedio natural funcione, ni que la
pastilla contenga compuestos químicos (principios activos se llaman) idénticos
a los que se puedan fabricar en un laboratorio (en mi caso licopenos). Cosa que
ya sabemos desde los tiempos en los que Wholer sintetizó urea en el laboratorio
y demostró que era absolutamente indistinguible de la urea obtenida a partir de
orina de cualquier animal.
Por eso me quedé de piedra al
ojear en la farmacia una revista de una empresa dedicada a vender productos
homeopáticos, de fitoterapia y otras pastillas de “medicina natural”.
Se podía leer frases como “la homeopatía es cada vez mas una referencia
mundial que se va imponiendo a la medicina alopática( la de medicamentos) por
su falta de efectos secundarios”., “
la homeopatía se basa en diluir varias veces las “cepas homeopáticas”, dando
movimientos verticales y vibraciones para homogeneizar las propiedades de la
cepa en el diluyente” o “el cuidado
primoroso de las cepas y condiciones de fabricación y la esterilidad del
proceso garantiza la calidad del producto”.
Hombre, vamos a ver. Eso de que
la homeopatía no tiene efectos secundarios es algo completamente cierto…. por que los productos homeopáticos no tienen ningún efecto, mas allá del
efecto placebo; ese que te hace sentir
bien y te ayuda en la curación por el mero hecho de creer que algo te va a
curar, aunque te estén engañando y te tomes una pastilla que no contenga ningún
medicamento.
Lo de la cepa homeopática es
una manera oscura y chula de evitar
decir “producto químico del laboratorio”.
Igual e indistinguible de cualquier otro producto que encuentras en cualquier
laboratorio de cualquier industria, empresa, facultad , etc. Y podrían decir “sacudir” en vez de
movimientos verticales de vibración. Claro que si lees “sacudir la muestra” t e
puedes mosquear un poco y esto no
conviene. Y por homogeneizar las propiedades
en el diluyente quieren decir que las propiedades del compuesto químico “se
pasan” al diluyente de forma mágica (la memoria del agua, le llaman los
homeópatas).
Lo del cuidado primoroso de las
cepas el algo ridículo, y mas cuando pones una foto de un laboratorio inmaculadamente limpio con un operario con bata impoluta,
guantes de látex y gorrito para el pelo, que vigila con amor unos monos
botecitos azules…. que contienen agua destilada (o del grifo, vaya usted a
saber) sacudida muchas veces y estéril, eso si.
Porque si diluimos 25 veces un
producto en agua (a veces mucho mas) tendríamos que juntar unas 100 botellas
homeopáticas para obtener una sola molécula del producto químico (perdón, cepa
homeopática). Y a esas cantidades ni efectos secundarios ni primarios ni de
ningún tipo, a menos que cuele la fantástica historia de la memoria del agua.
Por eso el producto va acompañado
de unos sanos consejos para mejorar el efecto de l pastilla. Un ejemplo: para
el dolor de garganta recomiendan un producto y tomar mucha fruta (fuente de vitaminas
para las mucosas de la garganta), evitar ambientes contaminados y con humos, no
fumar, no hablar en exceso ni gritar y
evitar coger frio, abrigando bien la zona. La panacea, oiga.
Con lo que si sigues los consejos
te curas en tres días el dolor de garganta,
con pastillas homeopáticas y sin ellas también.
Y si alguien no me cree no importa que siga con su fe ciega
en la homeopatía, ya que daño, lo que se dice daño, la homeopatía no lo hace.
El único daño posible es el que se deriva de no acudir al médico en su momento,
lo que se puede traducir en una mayor dificultad en la curación cuando la cosa
se pone fea (que es cuando los amantes de la homeopatía se acongojan y terminan
en los hospitales).
Y mientras tanto todos nos podemos
echar unas risas con el vídeo del enlace. Ugencias Homeopáticas: una divertida parodia