El mismo Sol que calentaba el frío
cuerpo de los grandes reptiles que dominaban la Tierra hace 60 millones de años
es el mismo que observaban nuestros antepasados homínidos hace dos millones de
años y es la misma estrella que nos envía su luz y calor en la actualidad. Se
calcula que el Sol lleva brillando 5.000
millones de años y que lo seguirá haciendo durante otro tanto. ¿Verdad o
predicción no comprobable (no habrá nadie en la Tierra para entonces)?.
En realidad la humanidad ya ha visto la explosión y muerte de estrellas.
En 1572 el astrónomo Tycho Brahe encontró una estrella que durante un corto
tiempo brilló mas que Venus. En 1054
astrónomos chinos y árabes relatan la existencia de una estrella que fue
visible durante 23 días y 653 noches, para luego desaparecer del cielo nocturno
para siempre. Hoy denominamos supernovas a esas estrellas moribundas: estrellas
que explotan y brillan tanto como una galaxia durante muy poco tiempo.
¿Cómo se produce esa muerte?. Hoy sabemos que una estrella es una enorme
esfera de hidrógeno y helio a muy alta temperatura. La gravedad comprime los
gases hasta que se llega a una temperatura tan elevada que es posible la fusión
de los núcleos de los átomos de hidrógeno para formar núcleos de átomos de
helio, liberándose en el proceso enormes cantidades de energía. Es entonces
cuando la estrella comienza a brillar.
Durante la vida normal de la estrella (denominada secuencia principal)
el sol se encuentra en un delicado estado de equilibrio entre dos fuerzas: la
gravedad, que comprime y calienta la estrella, y las fuerzas expansivas
resultantes de las reacciones nucleares de fusión. Cuando la estrella se
comprime aumentan las reacciones nucleares que la expanden y la enfrían; de
manera que el diámetro de la estrella y la energía que envía al espacio oscila entre límites muy
concretos.
El tiempo que la estrella pasa
tranquila en la secuencia principal depende de su tamaño. Las enanas
rojas duran cientos de miles de millones de años y las gigantes azules, sólo de
dos a tres millones de años. Y esto es así porque cuanto mas masiva es una
estrella mayor es la energía que desprende y gasta con mayor rapidez su
combustible: el hidrógeno.
Al agotarse el hidrógeno ya no se puede frenar la contracción. La
temperatura aumenta enormemente y se dan otras reacciones nucleares que forman
núcleos mas pesados (C, O, N, Ca) hasta que se forman núcleos de hierro. Durante el proceso las capas exteriores de la
atmósfera solar se expanden y la
estrella ocupa un volumen muy grande: se convierte en una gigante roja. Cuando
nuestro sol se convierta en una gigante roja ocupará un espacio mayor que la
distancia Tierra-Sol y se tragará a nuestro planeta. En su centro, el núcleo de
la estrella sigue contrayéndose y se obtiene una pequeña(15.000 km de radio) y
densa estrella formada por una densa sopa de núcleos y electrones apretados. La
enana blanca así formada brillará durante el resto de la vida del universo,
haciéndose cada vez mas fría (muerte térmica).
Esta muerte tan poco apacible se da sólo para estrellas de menos de 1'5
veces la masa del Sol. Para estrellas mas grandes, la gravedad es tan alta que
no se puede frenar la contracción del núcleo. La temperatura es tan elevada que
los protones de los núcleos y los electrones se funden para formar neutrones.
La reacción nuclear es increíblemente exotérmica y tan rápida, que toda la masa
de la estrella se convierte en neutrones en un tiempo muy corto, produciéndose
una tremenda explosión: es una supernova.
Nebulosa del cangrejo hoy, formada tras la explosión de la supernova de 1054
Pero si la masa es mayor que tres masas solares, ni siquiera la
formación de una estrella de neutrones es suficiente para detener la
contracción. En ese caso, el núcleo de la estrella desaparece del universo formando un agujero negro. Ni
siquiera la luz puede escapar de él y sabemos de su existencia por la energía
que emite la materia cuando es atrapada pos su gravedad y cae en el. En el
centro de las galaxias existen agujeros negros del orden de cientos de
millones de masas solares, alrededor de los cuales rotan todas las demás
estrellas.
¿Somos capaces de imaginar siquiera algo mas increíble que el genio
desnudo de la naturaleza?
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