HUMOR CIENTÍFICO

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"Locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener diferentes resultados" A. Einstein

miércoles, 4 de octubre de 2017

LA REALIDAD IMAGINADA


      En la primavera he leído un libro fantástico: “Homo Sapiens” de Yuval Harari. Cuenta la historia de cómo nuestra especie, homo sapiens sapiens, pasó de ser un homínido mas que lucha por sobrevivir a sus depredadores mientras caza y recolecta, a ser literalmente el dueño absoluto del planeta. El cambio que nos permitió tal proeza se llama revolución cognitiva.
      La revolución cognitiva es la capacidad del hombre que le permite pensar en abstracto, imaginar realidades que no existen y transmitirlas entre los individuos para trabajar juntos.
      Estas “realidades imaginadas” permitieron que muchos hombres colaborasen entre ellos para conseguir fines mayores. Una de las realidades imaginadas mas potentes es la religión. El imperio egipcio se aglutinó en torno a la idea de un faraón que era un dios viviente, responsable de la prosperidad del pueblo. La promesa de una vida eterna al final de la muerte llevó a la construcción de inmensas catedrales.
Otra realidad imaginaria muy poderosa es la de nación. No nacemos siendo de una nación. Si así fuese bastaría con una mirada para saber de qué nación somos, igual que basta una mirada para saber si somos hombres o perros. Pero sólo somos españoles si un papel dice que lo somos y el resto de los españoles están de acuerdo con ese papel. Si además todos los que decimos ser españoles trabajamos juntos, podemos conseguir prosperidad o construir grandes infraestructuras que generan mas bienestar. Esta es la promesa de las realidades imaginadas: la obtención para el individuo de algo mucho mejor.
Y lo sorprendente es que pueden funcionar. Todos los españoles colaborando juntos, ayudándonos mutuamente, creando otras poderosas realidades imaginadas como nuestra Constitución o nuestra democracia, hemos conseguido altas cotas de prosperidad.
Pero todas estas realidades, estas culturas, tienen un talón de Aquiles: al existir sólo en nuestro cerebro funcionarán sólo si creemos en ellas, pues no pueden ser contrastadas con la Realidad. Lo que está ocurriendo en nuestro país es una clara muestra de ello. Hay catalanes que quien sustituir en su cabeza la realidad imaginada “España” por la de “Cataluña”. Como no se nace español o catalán, basta con pensar que se es catalán y no español para cambiar una por otra.
Y podemos conseguir el cambio de paradigma negando las veces que haga falta la existencia de cualquier otra realidad imaginada. Así los independentistas no tienen problema alguno en negar las leyes españolas o las suyas propias: laminan los derechos de la mayoría de los catalanes saltándose los procedimientos aprobados por el propio parlamento catalán o cambian una hora antes de empezar el proceso para votar en el referéndum, método que ellos mismos habían aprobado en su propia ley una semana antes. Como el concepto “referéndum” no es algo real, sirve que muchos de ellos estén de acuerdo en decir que el referéndum es válido para que lo sea.
Exactamente igual ocurre con la idea “democracia”. Como solo existe en mi cerebro, será democracia lo que todos digamos que lo es. Si convencemos a suficiente gente de que democracia es votar, dando igual lo que se vaya a votar o cómo se votará, pues entones el 1O será democracia para ese grupo de homo sapiens. Nada de lo que digamos servirá para casi nada: la capacidad de homo sapiens para creer en sus ideas por encima de la realidad es algo innato en nuestros genes.
El que estas culturas solo existan en el cerebro de un homo sapiens explica también la esquizofrenia de tipos como Gerard Piqué. Cuando Piqué salta al Nou Camp con una camiseta con la bandera catalana, en su imaginación lo hace en representación de la idea de “Cataluña”, de un club que es “mes que un club”…. pero cuando juega con la selección española está echando un rato con diez tios mas, con el tonto objetivo de meter mas veces que el contrario una pelota en una portería, mientras 35 millones de homo sapiens imbéciles (en forma de federación española de fútbol ) le pagan dinero por hacerlo. Y a ver quién le demuestra lo contrario.
Pues las imágenes muestran hechos pero no ideas. Si enseñamos dos fotos de Piqué con una camiseta u otra, nunca mostraremos que son dos ideas iguales (dos futbolistas que representan a dos naciones diferentes o dos tios que le pegan patadas a un balón mientras otros homo sapiens pagan por verlo), sólo que se trata de una misma persona vestida diferente.
Exactamente la misma razón de la inexistencia de las ideas justifica que se desee, a veces contra toda lógica, cambiar una realidad imaginada por otra con la promesa de que se estará mejor. Como no es posible demostrar que “España” es mejor que “Cataluña”, basta con imaginarlo para creer que sucederá en la realidad. Como “Europa” existe sólo en la imaginación del homo sapiens, puedo decir que soy Europa o lo seré con total seguridad y sólo me daré cuenta de que no lo soy si los demás europeos me demuestran, a posteriori, y tarde para mi, que no me aceptan como tal.
       Estas promesas son cheques pagaderos en el futuro. Pero un cheque no es un objeto real. No me dan nada real, no puedo contrastar su valor. Pero sí soy capaz de imaginar que Puigdemont pagará ese cheque y veré esa Cataluña de ensueño. Así que colaboro: me echo a la calle, expongo mi cuerpo y el de mi hijo, ejerzo violencia contra los que no piensan como yo. Estoy de acuerdo en que mi violencia es libertad de expresión, la de la policía represión: ¿Acaso no se ve eso en las imágenes de la TV?.
     La solución es difícil para la idea “España”. Los que trabajan por "Cataluña" están unidos, llevan años reescribiendo el pasado a través de la educación y desarrollando ideas imaginarias que los unen, como arrinconar al castellano y aupar la lengua catalana, y no dudan en ejercer violencia (hasta ahora sin daños físicos) contra los otros catalanes que no piensan igual que ellos.
    El bando pro "España" está dividido. En él hay dos partidos claramente constitucionalistas uno de los cuales apoya al gobierno y pide que se active la intervención de la autonomía (el artículo 155). El tercero dice apoyar al Estado mientras pide la reprobación de su vicepresidente (culpando indirectamente de la violencia a sus fuerzas de seguridad), calla ante la violencia independentista contra ese Estado (en forma de jueces, guardia civil, partidos políticos no independentistas o simples ciudadanos catalanes como dueños de hoteles o de empresas no independentistas) y pide diálogo con los mismos que intentan dar un golpe de estado, saltándose por el camino todas las leyes del estado español y las del propio supuesto estado catalán. El cuarto tacha al jefe de estado de antidemócrata mientras acuna antisistemas (y nuestro sistema es una democracia…….), está a favor y en contra de todo y parece mas cerca de los disidentes que del propio Estado.
     
    

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