En la primavera he leído un libro fantástico: “Homo Sapiens” de
Yuval Harari. Cuenta la historia de cómo nuestra especie, homo
sapiens sapiens, pasó de ser un homínido mas que lucha por
sobrevivir a sus depredadores mientras caza y recolecta, a ser
literalmente el dueño absoluto del planeta. El cambio que nos
permitió tal proeza se llama revolución cognitiva.
La
revolución cognitiva es la capacidad del hombre que le permite
pensar en abstracto, imaginar realidades que no existen y
transmitirlas entre los individuos para trabajar juntos.
Estas
“realidades imaginadas” permitieron que muchos hombres
colaborasen entre ellos para conseguir fines mayores. Una de las
realidades imaginadas mas potentes es la religión. El imperio
egipcio se aglutinó en torno a la idea de un faraón que era un dios
viviente, responsable de la prosperidad del pueblo. La promesa de una
vida eterna al final de la muerte llevó a la construcción de
inmensas catedrales.
Otra realidad imaginaria muy poderosa es la de nación. No nacemos
siendo de una nación. Si así fuese bastaría con una mirada para
saber de qué nación somos, igual que basta una mirada para saber si
somos hombres o perros. Pero sólo somos españoles si un papel dice
que lo somos y el resto de los españoles están de acuerdo con ese
papel. Si además todos los que decimos ser españoles trabajamos
juntos, podemos conseguir prosperidad o construir grandes
infraestructuras que generan mas bienestar. Esta es la promesa de las
realidades imaginadas: la obtención para el individuo de algo mucho
mejor.
Y lo sorprendente es que pueden funcionar. Todos los españoles
colaborando juntos, ayudándonos mutuamente, creando otras poderosas
realidades imaginadas como nuestra Constitución o nuestra
democracia, hemos conseguido altas cotas de prosperidad.
Pero todas estas realidades, estas culturas, tienen un talón de
Aquiles: al existir sólo en nuestro cerebro funcionarán sólo si
creemos en ellas, pues no pueden ser contrastadas con la Realidad. Lo
que está ocurriendo en nuestro país es una clara muestra de ello.
Hay catalanes que quien sustituir en su cabeza la realidad imaginada
“España” por la de “Cataluña”. Como no se nace español o
catalán, basta con pensar que se es catalán y no español para
cambiar una por otra.
Y podemos conseguir el cambio de paradigma negando las veces que haga
falta la existencia de cualquier otra realidad imaginada. Así los
independentistas no tienen problema alguno en negar las leyes
españolas o las suyas propias: laminan los
derechos de la mayoría de los catalanes saltándose los
procedimientos aprobados por el propio parlamento catalán o cambian
una hora antes de empezar el proceso para votar en el referéndum,
método que ellos mismos habían aprobado en su propia ley una semana
antes. Como el concepto “referéndum” no es algo real, sirve que
muchos de ellos estén de acuerdo en decir que el referéndum es
válido para que lo sea.
Exactamente igual ocurre con la idea “democracia”. Como solo
existe en mi cerebro, será democracia lo que todos digamos que lo
es. Si convencemos a suficiente gente de que democracia es votar,
dando igual lo que se vaya a votar o cómo se votará, pues entones
el 1O será democracia para ese grupo de homo sapiens. Nada de lo que
digamos servirá para casi nada: la capacidad de homo sapiens para
creer en sus ideas por encima de la realidad es algo
innato en nuestros genes.
El que estas culturas solo existan en el cerebro de un homo
sapiens explica también la esquizofrenia de tipos como Gerard Piqué.
Cuando Piqué salta al Nou Camp con una camiseta con la bandera
catalana, en su imaginación lo hace en representación de la idea de
“Cataluña”, de un club que es “mes que un club”…. pero
cuando juega con la selección española está echando un rato con
diez tios mas, con el tonto objetivo de meter mas veces que el
contrario una pelota en una portería, mientras 35 millones de homo
sapiens imbéciles (en forma de federación española de fútbol ) le
pagan dinero por hacerlo. Y a ver quién le demuestra lo contrario.
Pues las imágenes muestran hechos pero no ideas. Si enseñamos dos
fotos de Piqué con una camiseta u otra, nunca mostraremos que son
dos ideas iguales (dos futbolistas que representan a dos naciones
diferentes o dos tios que le pegan patadas a un balón mientras otros
homo sapiens pagan por verlo), sólo que se trata de una misma
persona vestida diferente.
Exactamente la misma razón de la inexistencia de las ideas justifica
que se desee, a veces contra toda lógica, cambiar una realidad
imaginada por otra con la promesa de que se estará mejor. Como no es
posible demostrar que “España” es mejor que “Cataluña”,
basta con imaginarlo para creer que sucederá en la realidad. Como
“Europa” existe sólo en la imaginación del homo sapiens, puedo
decir que soy Europa o lo seré con total seguridad y sólo me daré
cuenta de que no lo soy si los demás europeos me demuestran, a
posteriori, y tarde para mi, que no me aceptan como tal.
Estas
promesas son cheques pagaderos en el futuro. Pero un cheque no es un
objeto real. No me dan nada real, no puedo contrastar su valor. Pero
sí soy capaz de imaginar que Puigdemont pagará ese cheque y veré
esa Cataluña de ensueño. Así que colaboro: me echo a la calle,
expongo mi cuerpo y el de mi hijo, ejerzo violencia contra los que no
piensan como yo. Estoy de acuerdo en que mi violencia es libertad de
expresión, la de la policía represión: ¿Acaso no se ve eso en las
imágenes de la TV?.
La
solución es difícil para la idea “España”. Los
que trabajan por "Cataluña" están unidos, llevan años reescribiendo el pasado
a través de la educación y desarrollando ideas imaginarias que los
unen, como arrinconar al castellano y aupar la lengua catalana, y no
dudan en ejercer violencia (hasta ahora sin daños físicos)
contra los otros catalanes que no piensan igual que ellos.
El bando pro "España" está dividido. En él hay dos partidos claramente constitucionalistas uno
de los cuales apoya al gobierno y pide que se active la intervención
de la autonomía (el artículo 155). El tercero dice apoyar al Estado mientras pide la reprobación
de su vicepresidente (culpando indirectamente de la violencia a sus
fuerzas de seguridad), calla ante la violencia independentista contra
ese Estado (en forma de jueces, guardia civil, partidos políticos no
independentistas o simples ciudadanos catalanes como dueños de
hoteles o de empresas no independentistas) y pide diálogo con los mismos que intentan dar un golpe de estado, saltándose por el camino todas las leyes del estado español y
las del propio supuesto estado catalán. El
cuarto tacha al jefe de estado de antidemócrata mientras acuna antisistemas (y nuestro sistema
es una democracia…….), está a favor y en contra de todo y parece mas cerca de los disidentes que
del propio Estado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario